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martes, 9 de marzo de 2010

Pequeñas Historias de Apicultores Urbanos 1 (ahora en español)

En esta primera entrega, la historia de David Graves, nota efectuada e ilustrada por Zina Saunders, a quien corresponden todos los derechos.
El Apicultor de las Azoteas, (Texto en el inglés original -puede verse en la entrada del 3 de marzo-, traducido  libremente al español por una apicultora urbana, a quien agradecemos dulcemente)
Esto es parte de una serie de historias de gente que produce alimentos en la Ciudad de Nueva York.
A las 6.30 de la mañana me encuentro con David Graves de la firma Berkshires Berries frente a un edificio de Manhattan cuya terraza alberga 15 colmenas que él mantiene en la ciudad de Nueva York.
Acceder a las colmenas no es tan simple como tomar un ascensor hasta el piso 12 y subir unos escalones hasta el techo. Descubro que necesitaría tener todos mis accesorios de Hombre Araña para acceder al techo satélite donde se ubican las colmenas. Esto implica trepar por una escalera de hierro atornillada al costado del techo principal, y luego avanzar muy lentamente a través de una cañería de una par de centímetros que se balancea entre la escalera y el tejado contiguo, mientras me aferro con las puntitas de mis dedos al marco de una ventana tapiada.



Luego de algunas espeluznantes pruebas acrobáticas, el panorama y la conversación me hicieron olvidar el vértigo. “La primera colmena que tuve fue allá en 1984, en mi casa en Becket, Massachusetts. Estaba trabajando como gerente de servicio en la concesionaria Chevrolet de mi papá y mi mujer y yo solíamos hacer ferias artesanales los fines de semana y vendíamos dulces caseros en nuestro jardín, momento en que yo comencé con la apicultura. Obtuve grandes cantidades de miel de la colmena, pero los osos negros me la robaron, de manera que decidí trasladarlas al techo del garage de la concesionaria Chevrolet de mi papá.”
“Fui un buen apicultor novato, y cuando volví de las vacaciones habían hecho tanta miel que se comenzó a derretir sobre el techo y se desparramó sobre los autos usados. Nos reímos de eso todo el día, hasta que mi papá me ordenó, en pocas palabras, que me lleve todas esas abejas lejos de ahi.”
“Cuando llegué por primera vez al Greenmarket en la Ciudad de Nueva York, pensé, hay un montón de edificios aquí, y un montón de flores, pero no hay osos negros!! Sólo tengo que conseguir permiso para poner una colmena sobre el techo de alguna casa y estaré en condiciones de producir miel bien local. Primero, obtuve permiso para colocar una colmena en el edificio de las oficinas de Greenmarket en calle 16th , y desde allí comencé a conseguir más techos. “La forma de recibir las abejas es por encomienda por correo, es un núcleo de unos 1,4 kilos con una reina y aproximadamente 13000 obreras. De manera que me dispuse a tomar uno de esos núcleos de abejas y a poner un cartel que decía “Somos muy dulces y nos gustaría compartir nuestra miel de la ciudad de Nueva York, si tú tienes un techo y nosotras podemos vivir ahí” y lo coloqué en mi puesto del mercado del Union Square y antes de lo que se imaginan, la gente decía “Oh! Me encantaría tener una colmena en mi techo, me encantaría enseñarle a mis chicos sobre derechos agrícolas aquí en la ciudad!!” Así es como conseguí locaciones en la zona oeste, la zona este, los altos de Brookling, el Bronx y en Harlem.
“Cuando pones una colmena de estas en la ciudad, tienes que asegurarte que esté fuera del paso de la gente. Todas mis colmenas están bajo candado, y tengo la completa autorización del administrador o del dueño del edificio; esto es esencial. Si está cerca de los vecinos tendremos que chequear con ellos para asegurarnos que no tienen problemas con las colmenas y si no entienden a las abejas, les cuento cómo fueron enviadas por correo. La única persona que va a ser picada por las abejas soy yo, el apicultor, y muy raramente me pican. Las abejas no tienen el deseo de picar, mientras que quizás una chaqueta amarilla, una avispa o avispones tienden a ser más agresivas. No son las abejas las que pican a la gente, y es aquí  donde la gente se confunde; no pueden diferenciar entre las abejas melíferas de otras abejas más agresivas. De manera que es importante que eduquemos a la gente, porque como sabemos las abejas melíferas son esenciales para la agricultura. Yo las describo en tres palabras: beneficiosas, predecibles y dóciles. “Son tan dóciles que de verdad usted no va a ser picado, si las manipula apropiadamente – aunque agradezco los aguijones recibidos en mis manos porque me curan de la artritis. Es por eso que yo no uso guantes de protección”.
“El año pasado perdí todas mis colmenas, debido al desorden de colapso de la colonia (CCD). Yo creo que la causa del CCD, y algunos científicos acuerdan conmigo, es que las ondas electromagnéticas de los celulares y las torres de las empresas de celulares están interfiriendo con la capacidad de las abejas para navegar desde y hacia las fuentes de néctar. A medida que vamos levantando más y más torres, estas ondas electromagnéticas artificiales que cruzan la superficie terrestre están arruinando el mapa rutero de las abejas, y creo que por eso no son capaces de encontrar el camino de regreso a la colmena con su carga de polen y néctar. Y cuando la reina no percibe la entrada de alimento por la piquera, deja de poner huevos, y la colmena se va reduciendo y se vuelve más susceptible a ácaros parásitos y a los virus.
“También estamos perdiendo un montón de forraje para las abejas melíferas gracias al desarrollo. Pienso que estamos perdiendo cerca de 23470 hectáreas al año de nuestros humedales, y esto es una cifra astronómica. El calentamiento global también es un factor que contribuye, porque con la pérdida de nuestra capa de ozono, las abejas podrían enceguecerse, de manera que hay un montón de vicisitudes que están afectando a las abejas. Tienen un montón de frentes con los que enfrentarse….
 “En esta época del año, tengo que visitar las colmenas cada 2 ó 3 semanas. Cuento con la ayuda de Antonio, que es un taxista, que todos los días que estoy en el mercado viene a conversar sobre las abejas y me lleva a recorrerlas. Yo le enseño todo lo que sé sobre ellas, y él no me cobra.
“Para las abejas de Berkshire, el momento de  cortar el trabajo es a las 5 pm. Las abejas de la Ciudad de Nueva Cork, trabajan más y hasta más tarde, mientras que las abejas del campo no abren las puertas hasta las 9 am. Y estas abejas urbanas están todavía muy trabajadoras a las 7 de la noche!! Quizás es porque aquí está el clima más cálido o quizás es por las luces de la ciudad. Por la razón que fuere, definitivamente trabajan más horas.
Después de terminar mi ajetreado trabajo de todo el día en el mercado, cuando me tomo un recreo y me voy del puesto para ir a ver mis colmenas, una vez que me subo al techo, todos mis problemas se desvanecen por un momento y puedo sentarme a verlas trabajar. Luego abro la colmena y saboreo la miel de los panales, en fin, no podría recibir nada mejor!”





5 comentarios:

  1. Mónica Altamirano6 de julio de 2010, 0:23

    Las abejas urbanas aveces estan en una mejor situacion, me toco visitar varias colonias ubicadas en techos de edificios en New York, y su rendimiento es increible, tambien con la onda de tener techos verdes osea sembrar en techos, ellas parecen que estan muy felices, sin quimicos y con una conciencia de descontaminar, se ven muy buenos resultados en las colmena

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  2. tengo colmenas muy agresivas y ya me an picado estando a varias cuadras de distancia del apiario que puedo hacer porque cada ves se vuelven mas agresivas

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  3. de entrada cambiar la reina, con reinas de las que son mas tranquiñas tendras colmenas mas dociles y mas agradables de trabajas.

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  4. Las abejas urbanas no son las mejores alimentadas, suelen visitar panaderías, hogares, restaurantes, mercados, todos aquellos lugares donde encuentran dulce artificial y terminan mezclando néctar con la gran cantidad de azúcar inútil, dañando la calidad de la miel. Ni hablar de la contaminación a la que están expuestas.

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  5. Las abejas urbanas no son las mejores alimentadas, suelen visitar panaderías, hogares, restaurantes, mercados, todos aquellos lugares donde encuentran dulce artificial y terminan mezclando néctar con la gran cantidad de azúcar inútil, dañando la calidad de la miel. Ni hablar de la contaminación a la que están expuestas.

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