Abejas Urbanas asume el desafìo de que el arte de criar abejas en las ciudades, es una propuesta en el camino de colaborar en la seguridad alimentaria de nuestros pueblos.
La miel es una alimento esencial en nuestras dietas, y puede a la vez ser una fuente de digna subsistencia para las familias de nuestras comunidades. Criar abejas es un arte, que conlleva sutileza creativa, paciencia, conocimiento, una profunda humildad para aprender de ellas y un inmenso respeto a sus procesos vitales.
Hoy, contribuir a la subsistencia de las abejas en el planeta también debe ocuparnos a los habitantes de las ciudades.
Mantener nuestros jardines, balcones y parques con flores atractivas a las abejas, no usar tóxicos que las dañen, enseñar a nuestros chicos a no asustarnos de ellas, sino a observarlas con sumo respeto y cuidado. Enseñarles a comprender que de ellas depende la supervivencia de los seres vivos en el planeta. Consumir preferentemente miel de nuestras colmenas o de los apicultores locales.
Las colmenas en los barrios, cumpliendo elementales estándares de seguridad, supervisadas por vecinos con el conocimiento necesario, son hoy un aporte imprescindible para la comensalidad familiar, y seguramente ayuden a despertar el interés en la conservación de las abejas en los más jóvenes.
Hoy una colmena en alguna casa es un acto de resistencia. En esas condiciones, un frasco de miel en la mesa es el fruto del inmenso trabajo de estas compañeras incansables, y es también una propuesta transformadora de nuestra realidad. Pues como escribiera alguna vez nuestro gran Hamlet Lima Quintana En las mesas populares poner un plato de comida es un acto revolucionario.
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