Abejas Urbanas. Legalícenlas. . .

Páginas

Puedes hacerte Seguidor de Abejas Urbanas - Ciudades más Dulces, con sólo ingresar tu mail en el ícono de la barra de la derecha.

Nos agradaría recibir tus comentarios al pie de cada nota.

Puedes comunicarte con nosotros en:

colmenasclandestinas@gmail.com



viernes, 28 de mayo de 2010

Visitamos a nuestras amigas de la Patagonia

Somos abejas urbanas, por la misma razón que hay hombres y mujeres que se desviven cada día en la ciudad.  Nosotras tenemos flores todo el año y un clima agradable, ellos y ellas, trabajo. Ni más ni menos. 

Nuestras amigas de la Patagonia nos invitaron a pasar unos días en sus bosques.  Qué mejor momento para recorrer la montaña, que el otoño?  Sin dudarlo un instante, llenamos nuestros buches cual enjambre de primavera, y con un buen abrigo de polen... allá fuimos.

Qué deciros de un lago frío de aguas cristalinas, que se encendía en sus balcones de dorados, cobres, rojos, verdes, y de hermosas brisas que traían el canto de todos las aves del bosque...
Podríamos en todo caso reducir la poesía a una imagen, como esta, que le trajimos a nuestras amigas que se quedaron a cuidar nuestra casa.  Cómo se puede vivir en el paraíso y estar vivas???

Que hace frío? Que en unas semanas el manto blanco de hadas y nieves amenzará sus colmenas?  

Que sí, que es cierto, pero a nuestras entrañables amigas lejos de preocuparles, ello sólo les sugería una larga siesta hasta la primavera, para comenzar la fiesta de la  mielada , con más fuerza y belleza.





En este Hostal, nos quedamos estos días.  Pataguas.
Qué calidez, que firmeza. Ese viento persistente del noroeste mecía amablemente nuestras cunas, y arropadas con el sol de la tarde disfrutamos cada noche,en la paz del bosque,en ese entrañable silencio que todo devora, y el alma serena.








Nos trajimos algunos regalitos de la patagonia.




Mosquetas para  el té.



Alguna de las últimas mutisias.






Y un hermoso lago con araucarias para aromatizar nuestros propóleos con la esencia de ese milenario árbol del pueblo, que con sus piñones le ha dado tanto al caminante, y a nuestras abuelas.  

Y qué rica que es la miel del sur...






Gracias Pablo y Silvi, Gracias Fer y Joaco.  Abejas Urbanas,  desde la clandestinidad de las grandes ciudades, los abraza y les agradece estos días de bosque.



domingo, 2 de mayo de 2010

Mayo en Buenos Aires

Buenos Aires explota en dorados y amarillos.  Las hojas se despiden en un vuelo cromático encendido y tiñen de otoño las veredas.  Las vecinas exfolian las baldosas como si una rara enfermedad se multiplicase en cada una de sus nervaduras.  Sin pausa, las vecinas barren y barren, en una oda precisa y aritmética al cemento que nos cobija y nos envuelve. Parecen haber resuelto la ecuación de la poesía más perfecta, aquella que interrogaba  al duende de la Isla Negra: Ey Pablo! ¿Cuántos metros redondos habrá entre el sol y las naranjas?  Las vecinas... Las vecinas, ese agente encubierto que tras la tapia de nuestras casas, devela el misterio de las abejas en su patio, pule la vereda cual remedio tardío para esta extraña tarde de estío.  

Veintisiete grados, golpetean las maderas de las colmenas del fondo de casa.  Cómo explicarles compañeras que el otoño venía, anunciando grises de frío, y humedades perversas. 

Calor, y la vida continúa.  En el campo no hay flores en esta época.  Pero en la ciudad...



... explotó ella, nuestra palmera vigía.
Cientos de pequeñísimas flores arracimadas que se multiplican con la caída de cada nueva hoja, le dan un impulso vital a la colmena, que aún en mayo está llena de cría y necesitando néctar y pólen.



Aquí las espiamos un ratito.  (Igual que la vecina).
Cuatro de la tarde el calor sigue y cada flor es un bálsamo en esta época.





Llegó la hora del Té, e invitamos a una entrañable amiga, de la colmena vecina.



Así es este otoño en Buenos Aires.

Compañeras, que no se ponga, la luna de miel.  El invierno promete llegar de todos modos.

La vecina ha guardado la escoba hasta mañana.  O tal vez, hasta la hora de los embrujos.