Abejas urbanas contribuye al movimiento mundial para salvar a las abejas del proceso de desaparición. Abejas urbanas estimula la cría de abejas en las ciudades a través de métodos de apicultura orgánica y natural.
Abejas Urbanas. Legalícenlas. . .
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Pitágoras es para occidente un nombre asociado a las metemáticas y a sus primeros enunciados teóricos. Occidente tuvo formas muy poco amenas de enseñar la ciencia de los números y de las formas, en general la aridez de sus planteos pedagógicos, acabó con la poesía de su lenguaje y el erotismo de sus pasiones.
Oriente eligió otros caminos, algo más románticos e inclusive con alguna dosis de gracia, para acercar a sus chicos a la magia de los números.
Les proponemos aquí un juego, descripto en el libro de Bhaskhara, el Sabio, el más famosos geómera de la India, quien al decir del maestro Malba Tahan, conocía los secretos de los astros y estudiaba los altos misterios de los cielos.
Bhaskhara nos hace un planteo simple (tan simple que puede resolverse con una ecuación de primer grado):
La quinta parte de un enjambre de abejas se posó en la flor de Kadamba.
La tercera en una flor de Silinda, el triple de la diferencia entre estos dos números voló sobre una flor de Krutaja, y una abeja quedó sola en el aire, atraída por el perfume de un jazmín y de un pandnus.
Dime bella niña, cuál es el número de abejas que formaban el enjambre.
Pasan muchas cosas bonitas en este mundo de las abejas. Hace poco, un pequeño grupo hemos iniciado este camino de perseguir que Argentina legalice la apicultura urbana.
Porque creemos en ello.
Porque hace a la seguridad alimentaria de nuestros pueblos, y porque además colabora con la sotenibilidad de nuestras amigas que se encuentran en problemas, a la hora de subsistir a los métodos de vida que le propone el interés comercial e industrial de la apicultura tradicional.
Seguimos en ese camino, y trabajando en la convocatoria de encontrarnos en Apimondia 2011 y hacer estallar nuestra militancia colmenera, exigiendo a las autoridades nacionales y provinciales el cese de nuestra obigada clandestinidad.
Nueva York, Londres, París, Berlín, por nombrar sólo algunas capitales, son un ejemplo de promoción de la apicultura urbana. Argentina la prohíbe. No sabe por qué, la ley no lo dice, pero está prohibida.
En este camino, Enrique, un lector y ahora colaborador de nuestro blog, nos regala esta hermosa foto, tomada por su hija Silvia. Desde ya los invitamos a conocerla, en su casa. (st-photos). Gracias Silvia!!!! Gracias Enrique!!!!
En ella, va la magia. La fantasía que nos provocan esa inmensa cantidad de nobles e inquietas amigas que nos regala su miel cada temporada en el fondo de nuestas casas, en los balcones y terrazas, o laboriosamente obrando las huertas de nuestras comunidad.
Por un 2011 de abejas urbanas libertarias, y de apicultores reconocidos, en cada unos de los barrios de nuestra ciudad.
Llega a Buenos Aires, la fiesta de la Apicultura Mundial. Llega Apimondia en septiembre de 2011, y la Sociedad de Apicultores de la República Argentina(SADA), es su socio local y realizador en el predio de la Sociedad Rural de Palermo. Estamos todos invitados a participar de un evento seguramente magnífico e imperdible, en el que seguramente tendremos la posibilidad de compartir las diferentes experiencias con apicultores de lugares lejanos, y culturas y costumbres diversas.
Increíble oportunidad para quienes compartimos nuestra cotidianeidad con las abejas y sus bellas formas, de mostrarnos sociedades solidarias, trabajadoras incansables, maternidad comunitaria y una entrega por el conjunto inigualable.
Abejas Urbanas, nuclea a una diversidad de apicultores. Con técnicas y tradiciones diferentes, pero que los une un interés común, cual es el desarrollo de las economías familiares en las ciudades y sus suburbios. La contribución a la seguridad alimentaria de cada comunidad, en mucho depende de estas prácticas. Para la apicultura tradicional, quien no tiene 1500 colmenas no es un productor comercial. Para nosotros quien maneja 10 colmenas, contribuye esencialmente al desarrollo de su comunidad, a fortalecer la polinización de sus huertas y a posicionar la miel como un alimento esencial en la dieta de nuestra gente. Conceptos estos que deben incorporarse a la agenda pública, y ayudar a repensar la sistemática prohibición de praticar la apicultura en las ciudades argentinas.
Ese es nuestro espacio de lucha. Apimondia nos encontrará en esa tarea.
Sería más que importante, que SADA fomulase alguna propuesta de acceso a Apimondia, que permita a nuestros apicultores "sociales" el ingreso a esa hermosa fiesta. Pensamos que el valor de la entrada limitará seriamente el ingreso de un importante sector de la población vinculada a la actividad, y que quizás se pueda pensar en alguna variante, que nos permita hacer más grande esta fiesta.
Los amigos nos preguntas en dónde andamos. ¿Qué pasa?
Pasa que...
... la primavera se nos vino encima y alguien tiene que trabajar. Preparar el material nuevo, limpiar el viejo. Y para los apicultores urbanos ello además nos compromete seriamente con la casa y la familia. Cajones por todos lados, clavos, herramientas, cera pegoteada por los pisos...
Pero vale la pena, miren este enjambre nuevito, con sus panales perfectos hechos de la nada y en plena elaboración de la comida para sus nuevos bebes.
Vale la pena dedicarle unas cuantas horas a tanta belleza...
Acaso no has tenido esa rara sensación de bronca e impotencia, cuando has visto cantidades de abejas muertas delante de la colmena, por acción de los agrotóxicos. Abejas sanas, cargadas de granos de pólen coloridos, que de pronto mueren intoxicadas... Una lágrima por nuestras abejas... Una lucha entre productores?
O se trata de un lento genocidio disfrazado de moderna tecnología?
CARTA ABIERTA DE LOS MÉDICOS DE LOS PUEBLOS FUMIGADOS A LAS ENTIDADES AGROPECUARIAS
1º Encuentro Nacional de Médicos de Pueblos Fumigados. Córdoba, 27 de agosto de 2010 Sr. Hugo Biolcatti, Presidente de Sociedad Rural Argentina Sr. Mario Llambias, Presidente de Confederaciones Rurales Argentinas Sr. Eduardo Buzzi, Presidente de Federación Agraria Argentina Los miembros de los equipos de salud de los pueblos fumigados de Argentina, junto con los científicos, investigadores y académicos, reunidos en el 1° Encuentro Nacional de Medicos de Pueblos Fumigados, concretado en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, nos sentimos en la imperiosa necesidad de dirigirnos a ustedes, en forma directa y pública para hacerles conocer que es muy grave la situación de la salud de las poblaciones de los pueblos fumigados en la Argentina y que esta se agrava día a día. Y que los cánceres y otras enfermedades severas son detectadas con más frecuencia ahora. Al igual que los abortos espontáneos, trastornos de fertilidad y nacimiento de hijos con malformaciones congénitas que encontramos con índices muy elevados. Y que los trastornos respiratorios, endócrinos, hematológicos, neurológicos y psíquicos son, también ahora, mucho más frecuentes en las poblaciones sistemáticamente fumigadas. Fumigadas porque comparten el mismo espacio geográfico que los cultivos agroindustriales y transgénicos que ustedes explotan. En las 23 millones de Ha. ocupadas por cultivos transgénicos viven, en o entre sus campos, 12 millones de compatriotas, ellos son nuestros pacientes y por lo tanto tenemos una enorme responsabilidad en el resguardo de su salud y en la defensa de sus derechos a la misma. Queremos decirles a Uds., presidentes de las principales entidades agropecuarias, que sabemos que están fumigando 300 millones de litros de venenos sobre esta población, que lo hacen sin ningún tipo de control y que el negocio de los laboratorios multinacionales de agroquímicos esta desencadenado en la Argentina, por lo que cada vez utilizan más y más tóxicos por Ha., de manera irracional. Queremos decirles también que nosotros, los médicos y demás miembros de los equipos de salud, los investigadores, científicos y académicos que analizamos este problema, no creemos es más, estamos seguros que los crecientes padecimientos en la salud de los habitantes de los pueblos fumigados son generados por las fumigaciones que ustedes realizan. Y esta seguridad nos las da conocer como viene evolucionando la salud de nuestras comunidades y cotejarla con la creciente información científica, que destaca las evidencias disponibles con respecto al daño que genera la exposición de pesticidas a la salud en poblaciones susceptibles. Queremos decirles que no tenemos ningún interés mezquino oculto, no tenemos ningún interés económico, ni político partidario, ni religioso, ni de ningún otro tipo, que no sea el resguardo de la salud de nuestros pacientes, para decirles lo que aquí estamos afirmando y exhortarlos a que PAREN DE FUMIGAR. Por último, queremos decirles, que sabemos que están aprovechando una coyuntura internacional con precios en alza y demanda sostenida, pero sus ganancias no justifican los cánceres de nuestros pacientes ni las malformaciones de nuestros hijos.-www.renace.net. Fuentes: La Voz del Interior
Las fotos que acompañan esta entrada son todas de Eric Tourneret, de la colección El mundo de las Abejas, al que pueden acceder siguiendo el botón que encontrarán en el margen derecho del blog.
No se las pierdan!!
Aquí estamos recogiendo un poco de agua clara
(no tan clara, no nos gusta tan limpita como a ustedes)
Estas son nuestras hermanas más pequeñas, construyendo nuestra casa.
Durante unos pocos días y luego de amamantar a nuestras hermanitas y hermanitos, mamá ya nos deja jugar con masa. Tenemos una semanita para elaborar toda la cera que necesitamos para construir nuestra casa. En nuestros panales Mamá pone los huevos. Y necesita mucho espacio, mamá trabaja mucho y en la primavera pone casi dos mil huevitos por día. Además nuestras hemanas mayores vuelven del trabajo con mucho néctar y pólenes que necesitamos guardar en un lugar muy limpito, así que imagínense todas las habitaciones que tenemos que construir!!
Ha sido una temporada heroica sobrevivir en las islas del Delta. El agua subió... subió mucho. Es cierto que estaba previsto, pero ello en nada empequeñece el sacrificio de cada día.
Es a nuestras primas de las islas a quienes rendimos este homenaje...
El propóleos, es una bella síntesis natural que producen las abejas para el equilibrio vital de la colmena. Ni brujas ni hongos, ni médicos ni fármacos. Para ellas el propóleos es aquella sustancia que las cura y las ayuda a defenderse.
Los humanos, mucho antes de comprender su esencia, ya lo han patentado en todas sus formas. Lo alejan de la vida, de la salud, de la gente. Lo convierten en otro impúdico acto de comercio. La abejas enseñan. Al ser humano, le sigue costando aprender de las maravillas de la naturaleza.
Somos abejas urbanas, por la misma razón que hay hombres y mujeres que se desviven cada día en la ciudad. Nosotras tenemos flores todo el año y un clima agradable, ellos y ellas, trabajo. Ni más ni menos.
Nuestras amigas de la Patagonia nos invitaron a pasar unos días en sus bosques. Qué mejor momento para recorrer la montaña, que el otoño? Sin dudarlo un instante, llenamos nuestros buches cual enjambre de primavera, y con un buen abrigo de polen... allá fuimos.
Qué deciros de un lago frío de aguas cristalinas, que se encendía en sus balcones de dorados, cobres, rojos, verdes, y de hermosas brisas que traían el canto de todos las aves del bosque...
Podríamos en todo caso reducir la poesía a una imagen, como esta, que le trajimos a nuestras amigas que se quedaron a cuidar nuestra casa. Cómo se puede vivir en el paraíso y estar vivas???
Que hace frío? Que en unas semanas el manto blanco de hadas y nieves amenzará sus colmenas?
Que sí, que es cierto, pero a nuestras entrañables amigas lejos de preocuparles, ello sólo les sugería una larga siesta hasta la primavera, para comenzar la fiesta de la mielada , con más fuerza y belleza.
En este Hostal, nos quedamos estos días. Pataguas.
Qué calidez, que firmeza. Ese viento persistente del noroeste mecía amablemente nuestras cunas, y arropadas con el sol de la tarde disfrutamos cada noche,en la paz del bosque,en ese entrañable silencio que todo devora, y el alma serena.
Nos trajimos algunos regalitos de la patagonia.
Mosquetas para el té.
Alguna de las últimas mutisias.
Y un hermoso lago con araucarias para aromatizar nuestros propóleos con la esencia de ese milenario árbol del pueblo, que con sus piñones le ha dado tanto al caminante, y a nuestras abuelas.
Y qué rica que es la miel del sur...
Gracias Pablo y Silvi, Gracias Fer y Joaco. Abejas Urbanas, desde la clandestinidad de las grandes ciudades, los abraza y les agradece estos días de bosque.
Buenos Aires explota en dorados y amarillos. Las hojas se despiden en un vuelo cromático encendido y tiñen de otoño las veredas. Las vecinas exfolian las baldosas como si una rara enfermedad se multiplicase en cada una de sus nervaduras. Sin pausa, las vecinas barren y barren, en una oda precisa y aritmética al cemento que nos cobija y nos envuelve. Parecen haber resuelto la ecuación de la poesía más perfecta, aquella que interrogaba al duende de la Isla Negra: Ey Pablo! ¿Cuántos metros redondos habrá entre el sol y las naranjas? Las vecinas... Las vecinas, ese agente encubierto que tras la tapia de nuestras casas, devela el misterio de las abejas en su patio, pule la vereda cual remedio tardío para esta extraña tarde de estío.
Veintisiete grados, golpetean las maderas de las colmenas del fondo de casa. Cómo explicarles compañeras que el otoño venía, anunciando grises de frío, y humedades perversas.
Calor, y la vida continúa. En el campo no hay flores en esta época. Pero en la ciudad...
... explotó ella, nuestra palmera vigía.
Cientos de pequeñísimas flores arracimadas que se multiplican con la caída de cada nueva hoja, le dan un impulso vital a la colmena, que aún en mayo está llena de cría y necesitando néctar y pólen.
Aquí las espiamos un ratito. (Igual que la vecina).
Cuatro de la tarde el calor sigue y cada flor es un bálsamo en esta época.
Llegó la hora del Té, e invitamos a una entrañable amiga, de la colmena vecina.
Así es este otoño en Buenos Aires.
Compañeras, que no se ponga, la luna de miel. El invierno promete llegar de todos modos.
La vecina ha guardado la escoba hasta mañana. O tal vez, hasta la hora de los embrujos.
Allí estaban, resistiendo. A pesar del viento, de la lluvia, de esa noche ausente de luna.
La casa derrumbada, yacían así abrigadas, abigarradas, en un concierto de esperanza y vida.
No es nada agradable encontrar una colmena volteada, literalmente desparramada.
Pero es aquel inquebrantable grito de esperanza el que quiero mostrarles.
Verán ustedes un pequeño grupo de abejas en un panal. Apenas un enjambre que se ha hecho amigo este verano. Advertirán sin duda, que ese panal es algo más grande que el habitual. Digamos que es al menos el doble.
Es abril, en el Sur de América, ya sin postura ante este repentino desalojo, las abejas que han quedado cubren la porción de miel que rodeara el nido de cría.
Es una foto de un día triste. Pero es un buen panal, labrado desde la madera del cabezal, sin cera, sin alambres, sin madero inferior, y fundamentalmente sin que nadie les explicara cómo hacer cada hexágono… Sin reglas, más que las que la naturaleza les impone. Todos los panales aproximadamente de igual tamaño. Tal vez, nunca hubiéramos visto su evolución si los cajones no hubiersen caído accidentalmente. Quizás sólo por ello valga la foto. Demostrar que se puede trabajar con parámetros naturales, que se puede convivir con las abejas sin agredirlas, sin invadirlas, sin maniatarles el nido, sin escribirles la historia.
Gracias Paula A. por la fotografía que ilustra la nota.
Primero entablamos a solas una conversación con Ella.
Le explicamos que sólo tomaremos lo que acordamos el año anterior, con suavidad, con mucha dulzura, y respetando toda la miel que necesitan guardar hasta la primavera que viene…
465 libras el cajoncito plástico, con sus cuadritos plásticos todo bien pintadito.
100 libras más para conseguir las abejas.
Esto le ofrecen a los vecinos de Londres para animarlos a convertirse en apicultores urbanos.
Son alrededor de 900 dólares, para los argentinos unos $3500.
UFFFFF!!
Ser un apicultor londinense ha de tener su glamour, pero es evidente que la colmena plástica especialmente comercializada por la firma Colmenas Omlet, resulta un artículo suntuario en comparación con los 20kg. de miel anuales que promete a sus compradores.
Cuando Abejas Urbanas menciona que la apicultura urbana puede contribuir a la seguridad alimentaria y a enriquecer la mesa de nuestras familias con un alimento de calidad superior, lo hace pensando en otro modelo de apicultor. No precisamente aquellos que aparecen en la fotografía de impecable atuendo e inmaculada y antinatural colmena.
Por el contrario, pensamos en que se puede realizar la construcción de nuestras colmenas con materiales reciclados, con maderas usadas, debidamente acondicionadas siguiendo las recomendaciones que día a día nos regala el profesor Oscar Perone. Los invitamos a saber cómo hacerlo: Cómo fabricar una colmena
Como han visto, sólo hay que dedicarse a conseguir algo de madera, y aplicar un poco de ingenio. Las abejas??
Las abejas vienen solas. No hace falta comprar ni una sola abeja.
Que las abejas vengan solas no nos convierte en apicultores. Eso se aprende, se cultiva como todo arte, como toda técnica. En el siglo de las comunicaciones nada nos puede funcionar como obstáculo para aprender.
Les aseguramos que ellas nos enseñan. Observarlas nos hace crecer no sólo como apicultores. Ellas son un ejemplo acabado de funcionamiento colectivo. Un mensaje directo a nuestro corazón, a nuestra razón, cuando demostramos tanta incapacidad para construir políticas que nos permitan crecer en una sociedad más armónica y solidaria.
Nuestras primas de Nueva York han sido incorporadas a la legión de trabajadores y trabajadoras urbanas, de los Estados Unidos de Norte América.
Nosotras en Argentina seguimos siendo clandestinas.
Estamos prohibidas en todas las ciudades. Nos expulsan todas las leyes, de todas las Provncias, y todas coinciden en no decirnos la causa de semejante decisión. Ni siquiera, como en el Norte, se nos imputa(ba ) ser peligrosas. No, aquí simplemente, con la prepotencia de la ignorancia como estandarte, ni fundamentos hacen falta.
Pero aún en esas condiciones, seguimos...
Pues como se habrán dado cuenta queridos humanos, estamos en todos los jardines, en todas las plazas, es decir, que aún clandestinas, no sólo sobrevivimos sino que hacemos más agradable el paisaje con nuestro trabajo.
Seguiremos con nuestra lucha contidiana, provocándoles sonrisas a cada flor, y robánloles lagrimitas de néctar y bolitas de polen en cada ocasión, para preparar el pan y la miel que alimentarán a nuestros hijos. Y a los tuyos, también!!
(El diseño de la etiqueta pertenece a la firma canadiense Brandever Strategy Inc., a quien pertenecen los derechos)
16 de marzo. Día en que millones de abejas neoyorkinas dejaron la clandestinidad.
A partir de hoy, las abejas neoyorkinas, podrán mostrar sus curvas por las avenidas de la ciudad. Las flores de los canteros, su objeto de deseo más preciado, volverán a convertirase en el jardín del Edén.
Y esto es así porque el Department of Health and Mental Higiene, de Nueva York, organismo que determina las regulaciones sanitarias del Estado, ha reformado hoy su legislación, declarando en forma expresa que las abejas no son animales peligrosos, y que resulta posible criarlas con ciertos cuidados, en la ciudad.
Nueva York, ha decretado así la libertad para que los cientos de apicultores urbanos del Estado puedan desarrollar su actividad, profesional, comercial o de simple hobbie de crianza de abejas en sus casas, sin estar permanentemente amenazados por graves multas y el decomiso de sus colmenas.
La medida aprobada hoy –y adoptada por unanimidad- legaliza a cientos de neoyorquinos que tienen colmenas en sus azoteas, terrazas y jardines, y que ahora tendrán que registrarlas en el Departamento de Salud, así como comprometerse a mantener ciertas prácticas para asegurar que los animales no molesten a sus conciudadanos.
Mañana hay fiesta en la Gran Manzana, los amigos del Beekeeping Meetup Group, piensan celebrar a lo grande esta noticia tan esperada.
La tolerancia cero impuesta por el Alcalde R. Giuliani, también contra las abejas, se ha quebrado por estas horas, y nuestras bellas amigas, ajenas a la burocracia callejera, danzarán esta mañana sobre las flores de la primavera que nace.
Han llegado al correo de Abejas Urbanas una buena cantidad de preguntas que confluyen en un denominador común: Cómo puedo tener una colmena en la ciudad, sin tener un escándalo en el vecindario?
Creemos necesario ensayar en estos párrafos algunos de los criterios que usamos...
Cuando pensamos en colocar una colmena en un sitio urbano, cualquiera que este sea, analizamos cuál va a ser su ecohábitat. Las abejas no necesitan una colmena bonita y pintada de hermosos colores para vivir. Pero sí necesitan hacerlo en armonía con su entorno. Y nosotros que estimulamos su presencia en las casas, debemos especialmente lograr que tanto nosotros, así como nuestros vecinos podamos vivir en armonía con ellas. Sabemos que las abejas reconocen su espacio territorial, su casa, su colmena. Aún cuando haya otra colmena cerca, aún a escasos centímetros, ellas sabrán reconocer su hogar. Los diversos colores, formas y olores las guían indefectiblemente a su colmena.
Pero a la vez, habremos de pensar que no es sólo el emplazamiento físico de la colmena el que hay que resolver. Es preciso tener presente que las abejas vuelan en un radio de entre dos y tres kilómetros en promedio en búsqueda de polen, néctar y agua. Sus alimentos esenciales. Es decir que no sólo habremos de analizar el sitio en que colocaremos el "cajón", sino que además tendremos sumamente en cuenta, qué pasa en sus proximidades.
Es por ello que no colocamos colmenas cerca de grandes conglomerados de personas. Evitamos cercanías de escuelas, centros de salud, y otras dependencias comunitarias que si bien podrían convivir con las colmenas -y de hecho lo hacen en muchos lugares-, su exclusión, forma parte de los parámetros de prudencia elementales.
Incluimos en el análisis la necesidad de que las abejas cuenten con una fuente de agua limpia permanente muy cercana a la colmena, pues en caso contrario irán a merodear a la pileta del vecino, ya sea esta de natación o de lavar, o a las canillas del jardín.
Otro elemento fundamental al momento de establecer el sitio de la colmena urbana, resulta ser la evaluación del ángulo y sentido de la línea de vuelo de las abejas. En este aspecto es bueno saber que si situáramos la colmena en el suelo, la línea de vuelo ascendente de la abeja es aproximadamente de 45°. Esto determina que a escasos tres metros de la piquera (llámase así a la tabla de vuelo o entrada de la colmena), nos encontraremos con un ida y vuelta de abejas a la altura de nuestra cabeza, o de la cabeza del caminante. Por tal razón es prudente, o bien colocar la colmena en altura, en una terraza o balcón por ejemplo, o bien colocar la piquera con una obstrucción delante no menor a los dos metros, para que las abejas levanten vuelo rápidamente. Accediendo a la colmena también en forma vertical.
La abeja no va a picar al caminante, pero es posibe que al chocar accidentalmente por obstruir su línea de vuelo, pueda ocasionarse involuntariamente un conflicto doloroso.
Pudiendo elegir el lugar es prudente que la colmena quede oculta a la vista del paseante, o del vecino directo. Por aquel dicho que reza ojos que no ven corazón que no siente. Convivir con las abejas nos llevará tiempo. Es un aprendizaje cultural. En estos países podemos convivir con la miseria ante nuestros ojos, con niños en la calle, hasta con delitos de lesa humanidad, pero la tolerancia para las infracciones municipales es cero.
Superada la disgresión casi obligada, es bueno también pensar, que la colmena no reciba una luz artificial directa , pues ello motivará a las abejas a acudir a ella por las noches. El resultado es conocido. Muchas abejas muertas bajo el farol por las mañanas, abejas que ingresan por la ventana persiguiendo la luz artificial que llega directa a la piquera molestando a la hora de la cena, etc.
Son éstas sólo alguna de la recomendaciones que deben tenerse en cuenta al momento de colocar una colmena en la ciudad.
Recomendamos enfáticamente que todo manejo de colmenas en la ciudad debe ser hecho con métodos de apicultura extensiva natural, para lo cual pueden acceder en forma totalmente gratuita al manual del Profesor Oscar Perone - a quien expresamente agradecemos-, que como amigo de este sitio nos ha facilitado linkear su obra en el panel derecho de la pantalla.
Es posible sin duda realizar otro tipo de manejos. Pero lo cierto es que a través de las prácticas ortodoxas de la apicultura, el manejo se ha vuelto sustancialmente invasivo. A las abejas, cuanto más se las invade, más defensas activan, y ello puede derivar en un disgusto para el apicultor, su familia o su vecino.
Es decir se puede practicar la apicultura urbana, pero no se puede hacer cualquier cosa con las abejas en la ciudad. Es por esa simple razón que adscribimos a un manejo orgánico y natural, en el que las abejas reciban paz y tranquilidad, en colmenas suficientemente grandes como para tener el espacio que necesiten para desarrollarse, lugar para reservar su alimento natural, y que no requieran que el apicultor, las alimente, las cure, las limpie, etc. Ellas, mejor que nosotros saben cómo hacerlo. Let the bees be bees, como dicen los apicultores orgánicos del otro extremo de América.
En esta primera entrega, la historia de David Graves, nota efectuada e ilustrada por Zina Saunders, a quien corresponden todos los derechos.
El Apicultor de las Azoteas, (Texto en el inglés original -puede verse en la entrada del 3 de marzo-, traducido libremente al español por una apicultora urbana, a quien agradecemos dulcemente)
Esto es parte de una serie de historias de gente que produce alimentos en la Ciudad de Nueva York.
A las 6.30 de la mañana me encuentro con David Graves de la firma Berkshires Berries frente a un edificio de Manhattan cuya terraza alberga 15 colmenas que él mantiene en la ciudad de Nueva York.
Acceder a las colmenas no es tan simple como tomar un ascensor hasta el piso 12 y subir unos escalones hasta el techo. Descubro que necesitaría tener todos mis accesorios de Hombre Araña para acceder al techo satélite donde se ubican las colmenas. Esto implica trepar por una escalera de hierro atornillada al costado del techo principal, y luego avanzar muy lentamente a través de una cañería de una par de centímetros que se balancea entre la escalera y el tejado contiguo, mientras me aferro con las puntitas de mis dedos al marco de una ventana tapiada.
Luego de algunas espeluznantes pruebas acrobáticas, el panorama y la conversación me hicieron olvidar el vértigo. “La primera colmena que tuve fue allá en 1984, en mi casa en Becket, Massachusetts. Estaba trabajando como gerente de servicio en la concesionaria Chevrolet de mi papá y mi mujer y yo solíamos hacer ferias artesanales los fines de semana y vendíamos dulces caseros en nuestro jardín, momento en que yo comencé con la apicultura. Obtuve grandes cantidades de miel de la colmena, pero los osos negros me la robaron, de manera que decidí trasladarlas al techo del garage de la concesionaria Chevrolet de mi papá.”
“Fui un buen apicultor novato, y cuando volví de las vacaciones habían hecho tanta miel que se comenzó a derretir sobre el techo y se desparramó sobre los autos usados. Nos reímos de eso todo el día, hasta que mi papá me ordenó, en pocas palabras, que me lleve todas esas abejas lejos de ahi.”
“Cuando llegué por primera vez al Greenmarket en la Ciudad de Nueva York, pensé, hay un montón de edificios aquí, y un montón de flores, pero no hay osos negros!! Sólo tengo que conseguir permiso para poner una colmena sobre el techo de alguna casa y estaré en condiciones de producir miel bien local. Primero, obtuve permiso para colocar una colmena en el edificio de las oficinas de Greenmarket en calle 16th , y desde allí comencé a conseguir más techos. “La forma de recibir las abejas es por encomienda por correo, es un núcleo de unos 1,4 kilos con una reina y aproximadamente 13000 obreras. De manera que me dispuse a tomar uno de esos núcleos de abejas y a poner un cartel que decía “Somos muy dulces y nos gustaría compartir nuestra miel de la ciudad de Nueva York, si tú tienes un techo y nosotras podemos vivir ahí” y lo coloqué en mi puesto del mercado del Union Square y antes de lo que se imaginan, la gente decía “Oh! Me encantaría tener una colmena en mi techo, me encantaría enseñarle a mis chicos sobre derechos agrícolas aquí en la ciudad!!” Así es como conseguí locaciones en la zona oeste, la zona este, los altos de Brookling, el Bronx y en Harlem.
“Cuando pones una colmena de estas en la ciudad, tienes que asegurarte que esté fuera del paso de la gente. Todas mis colmenas están bajo candado, y tengo la completa autorización del administrador o del dueño del edificio; esto es esencial. Si está cerca de los vecinos tendremos que chequear con ellos para asegurarnos que no tienen problemas con las colmenas y si no entienden a las abejas, les cuento cómo fueron enviadas por correo. La única persona que va a ser picada por las abejas soy yo, el apicultor, y muy raramente me pican. Las abejas no tienen el deseo de picar, mientras que quizás una chaqueta amarilla, una avispa o avispones tienden a ser más agresivas. No son las abejas las que pican a la gente, y es aquí donde la gente se confunde; no pueden diferenciar entre las abejas melíferas de otras abejas más agresivas. De manera que es importante que eduquemos a la gente, porque como sabemos las abejas melíferas son esenciales para la agricultura. Yo las describo en tres palabras: beneficiosas, predecibles y dóciles. “Son tan dóciles que de verdad usted no va a ser picado, si las manipula apropiadamente – aunque agradezco los aguijones recibidos en mis manos porque me curan de la artritis. Es por eso que yo no uso guantes de protección”.
“El año pasado perdí todas mis colmenas, debido al desorden de colapso de la colonia (CCD). Yo creo que la causa del CCD, y algunos científicos acuerdan conmigo, es que las ondas electromagnéticas de los celulares y las torres de las empresas de celulares están interfiriendo con la capacidad de las abejas para navegar desde y hacia las fuentes de néctar. A medida que vamos levantando más y más torres, estas ondas electromagnéticas artificiales que cruzan la superficie terrestre están arruinando el mapa rutero de las abejas, y creo que por eso no son capaces de encontrar el camino de regreso a la colmena con su carga de polen y néctar. Y cuando la reina no percibe la entrada de alimento por la piquera, deja de poner huevos, y la colmena se va reduciendo y se vuelve más susceptible a ácaros parásitos y a los virus.
“También estamos perdiendo un montón de forraje para las abejas melíferas gracias al desarrollo. Pienso que estamos perdiendo cerca de 23470 hectáreas al año de nuestros humedales, y esto es una cifra astronómica. El calentamiento global también es un factor que contribuye, porque con la pérdida de nuestra capa de ozono, las abejas podrían enceguecerse, de manera que hay un montón de vicisitudes que están afectando a las abejas. Tienen un montón de frentes con los que enfrentarse….
“En esta época del año, tengo que visitar las colmenas cada 2 ó 3 semanas. Cuento con la ayuda de Antonio, que es un taxista, que todos los días que estoy en el mercado viene a conversar sobre las abejas y me lleva a recorrerlas. Yo le enseño todo lo que sé sobre ellas, y él no me cobra.
“Para las abejas de Berkshire, el momento de cortar el trabajo es a las 5 pm. Las abejas de la Ciudad de Nueva Cork, trabajan más y hasta más tarde, mientras que las abejas del campo no abren las puertas hasta las 9 am. Y estas abejas urbanas están todavía muy trabajadoras a las 7 de la noche!! Quizás es porque aquí está el clima más cálido o quizás es por las luces de la ciudad. Por la razón que fuere, definitivamente trabajan más horas.
Después de terminar mi ajetreado trabajo de todo el día en el mercado, cuando me tomo un recreo y me voy del puesto para ir a ver mis colmenas, una vez que me subo al techo, todos mis problemas se desvanecen por un momento y puedo sentarme a verlas trabajar. Luego abro la colmena y saboreo la miel de los panales, en fin, no podría recibir nada mejor!”
Urban Bees promotes the organic breeding of bees in the cities.
Urban Bees is a resistance site. Is a place of creativity, fight, searching, meetings, which pretends to gather all the people who believe that this is a possible way in the attempt of collaborating with the bees’ survival.
The world's bee population is decreasing rapidly. This phenomenon is threatening biodiversity and wildlife on the planet. Bees are largely responsible for pollination, of producing life in every fruit, every vegetable that comes to our tables.
Tengo hambre!!!!!!!!! Necesito tu comentario!!!! Puedes hacerlos al pie de cada entrada